lunes, 29 de marzo de 2021

Historia del urbanismo moderno: El discurso del CIAM sobre el urbanismo 1928-1960 por Eric Mumford

Eric Mumford
Profesor de arquitectura, historia del arte e historia, Washington University St Luis EE.UU.

Traducción: León Darío Espinosa Restrepo  


Resumen:

En  el  presente  artículo,  Eric  Mumford  se  enfoca en  el  discurso  del  CIAM  buscando  trazar  el  desarrollo  y la promoción de sus influyentes conceptos alrededor del tema  de  la  “Ciudad  Funcional”.  A  través  de  un  completo  análisis  de  los  documentos  oficiales  del  Congreso,  así como de los pronunciamientos de sus miembros, el autor revela los cambios que se produjeron en los CIAM desde su origen, a finales de la década de 1920, hasta su disolución en 1959. 

Este texto es una versión escrita de la conferencia dictada  por  el  profesor  Mumford  el  día  7  de  mayo  de 2007 en el seminario Urbanismo Moderno: de los CIAM a Colombia, organizado por la Maestría en Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia


1. El CIAM de la preguerra


El Congreso Internacional de Arquitectura Moderna,  CIAM,  fue  fundado  en  La  Sarraz,  Suiza,  en  junio  de 1928  como  una  coalición  de  grupos  de avant-garde  de toda Europa. Se reunió regularmente en varios países europeos hasta septiembre de 1939, y fue en sus encuentros donde se debatieron y formularon los elementos básicos de una nueva aproximación a la arquitectura y el urbanis-o. El CIAM se enfocaba en la idea de que el rediseño y el desarrollo futuro de las metrópolis del siglo XX debían estar  basados  en  las  necesidades  biológicas,  psicológicas y sociales de las clases trabajadoras. Para facilitar esta re-organización,  que  debía  ser  llevada    a  cabo  por  las  autoridades  reformistas  de  diversas  corrientes  políticas,  los integrantes de los CIAM ofrecían estrategias de análisis y reorganización urbanos diagramáticos, las cuales incluían la innovación tipológica, la prefabricación y la integración de los elementos del paisaje con los elementos construidos. Estos debates tuvieron lugar en un escenario de pro-fundas divisiones políticas, y nuestra percepción de ellos se  haya  usualmente  opacada  por  el  surgimiento  de  Hitler  y  Stalin  y  la  catástrofe  de  la  Segunda  Guerra  Mundial.  

Como  resultado,  hoy  es  muy  difícil  reconstruir  las complejas circunstancias culturales y políticas a las cuales los CIAM intentaban dar respuesta en este período, pero espero que esta lectura clarificará el desarrollo de lo que ha dado en llamarse urbanismo moderno, a través de un breve repaso a la historia de los CIAM.A partir de su fundación, el CIAM estuvo dividido entre los arquitectos de habla germana, influenciados ra-dicalmente por la Bauhaus y activos en Alemania, Suiza, Holanda y Europa oriental, y aquellos más partidarios de París y Le Corbusier. Su ímpetu inicial provenía al mismo tiempo del internacionalismo socialista de la era Weimar y de los intentos de Le Corbusier por revertir el rechazo de su propuesta en el concurso de diseño de la Liga de las Naciones y a la selección de un diseño estilo Beaux-Arts. 

El CIAM I, patrocinado por la aristócrata franco-suiza He-lene de Mandrot, tuvo como resultado la expedición de la  Declaración  de  La  Sarraz,  firmada  por  24  arquitectos europeos, los cuales demandaban que la arquitectura de-bía ser separada de las escuelas de Arquitectura de Bellas Artes  orientadas  según  la  tradición  clásica  y  en  su  lugar debía ser ligada al sistema económico general. Los firman-tes apelaban a las ideas tayloristas sobre la necesidad de diseñar  para  el  mínimo  esfuerzo  de  trabajo  a  través  de la  racionalización  y  estandarización  de  los  componentes constructivos, y sostenían que los arquitectos debían buscar influenciar a la opinión pública en favor de las nuevas aproximaciones arquitectónicas.

En estos primeros años del CIAM, Ernst May, el arquitecto oficial de la ciudad de Frankfurt; Le Corbusier y otros  miembros  desarrollaron  una  aproximación  que  se convertiría en la base de gran parte del futuro urbanismo a escala metropolitana. Dicha aproximación estaba moti-vada por la idea de que las ciudades industriales debían ser diseñadas teniendo como propósito mejorar las condi-ciones de habitabilidad de la mayoría de la población, in-crementar la eficiencia económica a través de las mejoras en los sistemas de transporte y proteger el ambiente natu-ral como sitio para la recreación masiva. Para el CIAM, el elemento básico de este planteamiento era el diseño de la  vivienda  individual  y  el  rechazo  a  la  ciudad  de  inquilinatos del siglo XIX.


Imagen 1. Foto del Primer Congreso CIAM, La Sarraz, Suiza.Fuente: Mumford (2000).


  Este fue el tema principal del CIAM II, llevado a cabo en Frankfurt en octubre de 1929 y que recibió el título de Die Wohnung für das Existenzminimum (La  vivienda  mínima).  El  trabajo  de  May  como  arquitecto oficial  de  la  ciudad,  a  cargo  del  diseño  de  24  grandes proyectos  de  vivienda  obrera  patrocinados  por  las  auto-ridades municipales, había sido influenciado por el mo-vimiento  de  la  Ciudad  Jardín,  el  cual  había  tenido  gran repercusión en Alemania en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Arquitectónicamente, el trabajo de May también se basaba en los planteamientos sobre el diseño que estaban siendo elaborados en la Bauhaus por Walter Gropius, Marcel Breuer y otros. Estos intentaban resaltar las  nuevas  tecnologías  tanto  en  los  equipos  domésticos como en la construcción, a través de un nuevo diseño que enfatizara  la  cercanía  a  la  naturaleza,  una  aproximación evidente  tanto  en  los  jardines-huertos  planteados  para muchas  de  las  unidades  de  vivienda  como  en  el  diseño total del conjunto, el cual incluía parques y alamedas a lo largo de elementos naturales tales como los valles de los ríos.  Allí,  se  combinaban  las  teorías  de  la  Ciudad  Jardín con el nuevo ideal internacional de condiciones urbanas de  habitabilidad  para  las  masas  urbanas  industriales. 

 En el CIAM II, May organizó diversos tours a los nuevos pro-yectos para los delegados del CIAM, provenientes de 14 países europeos y de la Unión Soviética.Luego  de  una  introducción  hecha  por  Sigfried Giedion,  el  nuevo  Secretario  General  del  CIAM,  5  con-ferencias fueron presentadas en el CIAM II, iniciando con una de May sobre el concepto del Existenzminimum. Esta fue seguida por otras conferencias preparadas por Walter Gropius,  para  ese  momento  uno  de  los  arquitectos  mo-dernos  alemanes  más  influyentes;  Victor  Bourgeois,  un arquitecto  belga  familiarizado  con  los  desarrollos  en  la Unión Soviética; el arquitecto radical Hans Schmidt y por Le Corbusier. 

Gropius, en realidad, no estuvo presente en el CIAM II, y su conferencia sobre “Las bases sociológicas de la vivienda mínima” (Gropius, 1930) fue leída por Giedion. En dicho texto se argumentaba que la entrada de la mujer a la fuerza laboral exigía “hogares centralizados” en don-de  cada  individuo  tuviera  acceso  a  una  unidad  mínima de vivienda dentro de una gran estructura comunal en la que funcionaran comedores, guarderías y equipamientos recreacionales.  Gropius  sostenía  que  estas  comunidades podrían ser conformadas por edificios de vivienda de va-rios  pisos  localizados  en  grandes  áreas  verdes.  Schmidt recalcó, entonces, la necesidad de estandarizar y simplifi-car las regulaciones de los edificios para producir solucio-nes de vivienda menos costosas. La conferencia final fue la  preparada  por  Le  Corbusier,  la  cual  trataba  sobre  los aspectos  constructivos  de  la  vivienda  mínima  y  que  fue leída  por  Pierre  Jeanneret  pues  su  primo  se  encontraba en  su  primer tour  de  conferencias  en  Brasil,  Uruguay  y Argentina. Una impresión del programa le da a esta char-la el título de “Crítica y modificación de las regulaciones existentes”, el cual cambió en la versión impresa a “Aná-lisis  de  los  elementos  fundamentales  del  problema  de  la vivienda  mínima”.  

Aquí  Le  Corbusier  llamó  la  atención sobre  la  naturaleza  biológica de  la  vivienda,  la  “pobreza e  insuficiencia  de  la  técnica  tradicional”  y  la  necesidad de la “estandarización, industrialización y ‘taylorización’”. Así mismo, Le Corbusier describía la vivienda como “una secuencia regular de funciones definidas”, un “fenómeno de  tráfico”  el  cual  debe  ser  expresado  por  la  “moderna ciencia de la arquitectura” de manera “exacta”, y enfatizaba la estrategia arquitectónica que recomendaba: el ya familiar “esqueleto estructural, con planta y fachada libre” (Le Corbusier, 1930). El CIAM II también incluyó la inau-guración  de  la  exhibición  de  Mart  Stam  de  207  paneles con  planos  a  la  misma  escala  realizados  por  arquitectos de toda Europa y montados sobre tableros de 1.20 x 2.00 metros. La mayoría de los planos venían de ciudades ale-manas, y aproximadamente la mitad eran de proyectos de Frankfurt.  Casi  todos  los  demás  eran  de  Bruselas,  Viena, París y otras ciudades europeas. Dichos planos fueron publicados por el CIAM en 1930 en el libro Die Wohnung für das  Existenzminimum,  el  cual  también  incluyó  los  textos de las lecturas en alemán y francés y enfatizaba la relación entre la nueva arquitectura y las técnicas de la moderna ingeniería industrial al servicio de la clase trabajadora. 

En  febrero  de  1930,  el  CIRPAC  (Comité  Interna-tional  pour  la  Réalisation  des  Problèmes  d’Architecture Contemporaine),  el  consejo  directivo  del  CIAM,  se  re-unió en la oficina de Le Corbusier en París para planear el  tercer  congreso.  Schmidt,  Mart  Stam,  Giedion  y  Le Corbusier aceptaron allí la oferta de Victor Bourgeois, el vicepresidente belga del CIAM, de llevar a cabo el siguien-te congreso en Bruselas. En este encuentro, Le Corbusier también criticó el interés principal del CIAM en la vivienda mínima  sin  una  examen  correspondiente  de  la  provisión general de servicios comunales, tal como se estaba hacien-do en la Unión Soviética por parte de Moisei Ginzburg y OSA, quienes habían sido invitados a unirse al CIAM por recomendación  de  Le  Corbusier. Le Corbusier había realizado desde 1928 dos viajes a Moscú para su proyecto del Centro Soyuz, y contrastaba los esfuerzos solitarios de May en  Frankfurt  con  las  más  amplias  estrategias  soviéticas  que estaban siendo debatidas tras la inauguración del Primer Plan Quinquenal. Este plan abogaba por la construcción de 200 nuevas ciudades industriales y 1000 asentamientos agrícolas. 


Para este momento, los líderes del ala radical germano-parlante del CIAM habían aceptado el ofrecimiento del gobierno soviético para diseñar algunas de las nuevas ciudades industriales mencionadas en el Primer Plan Quinquenal. May, Stam, Schmidt y  Hannes  Meyer,  quien  había  dirigido  la  Bauhaus  de  1928  a  1930,  todos  partieron hacia la Unión Soviética en octubre de 1930. De todas formas, muchos otros arqui-tectos asistieron al CIAM III, incluyendo a un menos orientado políticamente Ludwig Mies van der Rohe. Uno de los delegados norteamericanos del CIAM, Richard Neutra, quien había emigrado a Estados Unidos para trabajar con Frank Lloyd Wright en 1923, también estuvo presente en el CIAM III. Un año después, Giedion, hablando frente a una audiencia del CIAM en Berlín, comentó que había discutido las condiciones americanas con Neutra y que la posibilidad de llevar a cabo un congreso en Estados Unidos para 1933 estaba siendo considerada, si bien Neutra pensaba que aún existía una gran distancia entre los intereses de los arquitectos norteamericanos y los de los europeos para la época. 

También fue en el CIAM III que el arquitecto suizo Karl Moser, el primer presidente  del  CIAM,  renunció,  y  Gropius  nominó  al  planificador  de  Ámsterdam  y miembro de la vanguardia holandesa Cornelis van Eesteren como su sucesor.En febrero de 1931, en el siguiente encuentro del CIRPAC, llevado a cabo en zurich, Van Eesteren y sus colegas holandeses fueron instruidos por el CIRPAC (es decir, Le Corbusier, Gropius, Giedion y otros) para preparar guías analíticas de presentación para el siguiente congreso sobre el tema de la Ciudad Funcional. Este concepto, que seguiría siendo central en el CIAM por buena parte de su historia posterior y el cual se convertiría en la base para gran parte de la planeación de la posguerra, incluyendo a Holanda, y en una manera diferente, para la totalidad de nuevas ciudades como Brasilia, se había originado con Van Eesteren y el grupo holandés del CIAM, De 8 (Los ocho). Aunque similar en alguna forma al urbanismo de Le Corbusier, estaba menos enfocado en el uso de los edificios en altura y pretendía estar basado en la información estadística detallada más que en las imágenes formales.


Imagen 3. Walter Gropius. Maqueta de un edificio de apartamentos de 11 pisos y 60 unidades, proyectado en estructura de acero. Fuente: Mumford (2000).

Van Eesteren había estado asociado con Theo van Doesburg, y luego de estudiar en París había enseñado planificación de ciudades en la Bauhochschule de Weimar de 1927 a 1929. En una conferencia dictada en Berlín en enero de 1928, titulada “La construcción de la ciudad en una hora”, Van Eesteren calificó a la ciudad clásica como una “ciudad de cartón” compuesta  principalmente  por  fachadas,  y  en  su  lugar propuso un urbanismo basado en la distribución racional de los elementos funcionales de la ciudad. Estas “unida-des  de  la  metrópoli”  incluían  edificios  industriales,  lotes de parqueo y garajes, campos deportivos y rascacielos, así como otras tipologías de construcciones más tradicionales tales  como  estaciones  de  tren  y  edificios  religiosos.  Van Eesteren insistía en que con la información estadística necesaria el diseñador urbano podía llegar rápidamente a la forma  urbana  correcta,  idea  que  publicó  en  un  artículo escrito  para i10  en  1928    bajo  el  título  de  “Städtebau”. Visualmente, esta nueva ciudad sería una “contra-imagen” de la ciudad existente, basada en un “equilibrio plástico” de sus componentes urbanos derivado del movimiento De Stijl. 

A diferencia de su contemporáneo Ludwig Hilberseimer, a Van Eesteren se le dio la oportunidad de implementar esta aproximación al ser designado como diseñador urbano del Departamento de Obras Públicas de Ámsterdam en mayo de 1929. Junto con sus asociados, entre los cuales estaban Theodoor Karel van Lohuizen, quien había desarrollado un método estadístico para calcular el desarrollo urbano futuro basado  en  la  localización  del  empleo,  Van  Eesteren  creó el Plan de Expansión de Ámsterdam para las nuevas áreas anexadas  de  la  ciudad.  Este  plan,  publicado  en  1935,  se convirtió en la base para la eventual estructura urbana de la Ámsterdam de la mitad del siglo XX, con algunos elementos específicos que incluían nuevos distritos residenciales y par-ques, diseñados por los miembros holandeses del CIAM.


 En el proceso de desarrollo del plan, el equipo de Van Eesteren expuso  los  resultados  de  sus  estudios  estadísticos  usando planos a la misma escala, codificados en tres colores para mostrar las áreas que debían ser localizadas para los sitios de trabajo, la vivienda y la recreación, así como la indica-ción de las principales rutas de transporte en un plano se-parado, a insistencia de van Lohuizen.En  el  siguiente  encuentro  del  CIAM,  el  Congreso Especial de Berlín, que tuvo lugar en junio de 1931, Van Eesteren  presentó  estos  métodos  de  exposición  gráficos a  los  delegados,  con  la  idea  de  que  fueran  la  base  para las  presentaciones  del  siguiente  congreso,  que  según  lo planeado  para  aquel  momento  debía  llevarse  a  cabo  en Moscú en 1932. Delegados de varios capítulos del CIAM de  todo  el  mundo  estaban  preparando  los  planos  a  la misma escala que documentarían las condiciones urbanas de  unas  30  ciudades  industriales,  y  las  conclusiones  que de allí salieran serían la base para el diseño de las nuevas ciudades  industriales  que  para  entonces  se  construían  en la  Unión  Soviética,  tales  como  aquellas  diseñadas  por  las “brigadas” de los miembros germano-parlantes del CIAM. 

En  este  evento  en  Berlín,  May  presentó  su  proyecto  para las ciudades satélites alrededor de Moscú y para la nueva ciudad industrial de Magnitogorsk, así como algunos otros proyectos urbanos.A pesar de la entusiasta presentación de May, en el Congreso Especial de Berlín ya había indicaciones de que la situación para el CIAM en la Unión Soviética estaba cam-biando.  De  hecho,  recientes  investigaciones  han  revelado que para aquel momento Stalin y su diputado a cargo de la región de Moscú, Lazar Kaganovich, ya se habían decidido en contra de la avant-garde como la posición oficial soviética en materia de arquitectura y urbanismo. Sin embargo, para el encuentro de Berlín las autoridades soviéticas habían indicado que el libro Sotsgorod (La ciudad socialista) debía ser la base para la planificación de las nuevas ciudades en la Unión Soviética. Dicho libro proponía una variante de la aproximación  “desurbanista”  soviética,  también  recomendada por Ginzburg, la cual proponía continuar los esfuerzos de Marx y Engels por eliminar las distinciones económicas y sociales entre la ciudad y el campo a través de la descentralización de las ciudades existentes a lo largo de las líneas de  transporte.  


Imagen 4. Mapa analítico de Ámsterdam para el Congreso de la Ciudad Funcional, 1933.Fuente: Mumford (2000).


Con  todo,  esta  medida  no  debía  ser  una  dispersión aleatoria, sino una cuidadosa organización de zonas separadas de producción, almacenamiento  y  vivienda,  todas  cercanas  tanto  a  las  líneas  férreas  como  a  las  áreas agrícolas. El objetivo era reorganizar tanto la agricultura como la industria de una forma “biológica”,  de  modo  que  los  costos  de  trabajo  y  transporte  fueran  minimizados  y  los residuos orgánicos fueran devueltos como material fertilizante a la tierra (Miliutin, 1974). Muchos de los delegados del CIAM en el encuentro de 1931 en Berlín aceptaron este modelo, incluso Gropius afirmó en sus notas que May le había indicado su aceptación de estos puntos principales. Un delegado de Suecia, Uno Ahren, cuestionó los lineamientos propuestos por el grupo holandés, y aceptó que, dado el limitado tiempo con el cual se disponía, Sotsgorod debía servir como base para el desarrollo de los lineamientos en el CIAM IV.

 Sin embargo, agregó que para él el tema de quien tiene la propiedad del suelo en las transformaciones urbanas propuestas en el CIAM era el punto crítico, y argumentaba que las ciudades existentes debían ser estudiadas en términos de los aspectos económicos, sociales y políticos, una posición que fue apoyada por uno de los miembros del ala alemana del CIAM, Arthur Korn. Este planteamiento fue cuestionado por Szimon Syrkus, el delegado polaco, quien pensaba que la revolución social no era un tema de la arquitectura, aunque agregaba que “la arquitectura es probablemente capaz de encarnar las ideas más radicales en los edificios”.


 Syrkus insistía en que “el trabajo político directo” debía dejarse a los especialistas y en que el CIAM debía desarrollar su labor en cercana colaboración con  ellos.  Anotaba  que  había  “violentos  debates  políticos”  por  entonces  en  la  Unión Soviética, y sugirió que el hecho de que Sotsgorod asumiera como concepto básico la colectivización total de la sociedad podría ser demasiado avanzado para las condiciones existentes en otros países.

 Dada la “urgente emergencia” de las condiciones urbanísticas en Polonia, Syrkus concordaba con que el interés del grupo holandés por las categorías funcionales del trabajo, el transporte y la producción de vivienda debían ser la base para el futuro trabajo del CIAM (Syrkus, 1976).Otros miembros de la delegación alemana tomaron posiciones menos relacionadas directamente con el socialismo. 

Mies cuestionaba si el CIAM debía involucrarse en los temas del urbanismo, ya que era de la idea de que dichos temas eran más una cuestión  política  que  arquitectónica.  Erich  Mendelsohn  insistía  en  que  el  urbanismo era “un tema complejo”, ya que “la ciudad no se desarrolla simplemente a partir de la economía y los medios de producción, sino también de la vida de los seres humanos nacidos unos cerca de los otros”. Pensaba que el interés del CIAM sobre la forma futura de la ciudad socialista era “vacuo”. Aalto, representante de Finlandia, recordó al grupo que el programa de trabajo propuesto por Gropius para el CIAM tenía como su principal prioridad el desarrollo de detalladas soluciones técnicas, y que el asunto de la forma correcta de la konstruktive Stadt socialista era secundario. Pensaba que su interés en las soluciones técnicas proveía un “punto de contacto claro” entre “las ciudades socialistas y burguesas”, ya que ambos tipos necesitaban soluciones detalladas, preparadas por arquitectos, y Aalto argumentaba que este debía ser el punto principal del CIAM IV. 

Tal  como  aconteció,  estos  intensos  debates  sobre  la  respuesta  adecuada  del CIAM al problema del diseño de las nuevas ciudades en la Unión Soviética iban más allá de lo necesario, ya que la esperada invitación soviética para llevar a cabo el CIAM IV  en  Moscú  no  llegó  inmediatamente.  El  vicepresidente  del  CIAM,  el  belga  Victor Bourgeois, sugirió que mientras tanto la reunión del siguiente CIRPAC fuera llevada a cabo en Barcelona, el centro político de la nueva República Española proclamada en abril de 1931. La reunión resultante del CIRPAC en Barcelona para 1932 era la primera vez  que  el  CIAM  se  reunía  en  un  país  que  no  fuera  germano  o  franco-parlante.  


Los anfitriones eran los integrantes del grupo español del CIAM, GATCPAC, liderados por Josep Lluis  Sert  y Josep Torres  Clavé, quienes habían empezado  a  publicar la  revista AC en marzo de 1931. En dicho encuentro, al cual asistieron Le Corbusier, Van Eesteren, Giedion, Gropius, Breuer, Bourgeois, Gino Pollini de Italia, Ernst Weissmann de zagreb y Rudolf Steiger y Werner Moser de Suiza, el CIAM empezó a enfocarse en el urbanismo  fuera  de  la  URSS.

  El  proyecto  de  Le  Corbusier  y  Pierre  Jeanneret  para  el concurso del Palacio de los Soviets fue expuesto durante este evento y los miembros del CIRPAC dieron varias lecturas frente a prominentes auditorios en Barcelona. Esta fue la primera ocasión en que Le Corbusier comenzó a trabajar con el grupo catalán del CIAM en el Plan Maciá para Barcelona, la primera aplicación en una ciudad construida de la planificación del CIAM basada en “las cuatro funciones”.

 Solo pequeñas partes del plan fueron llevadas a la realidad, en particular la Casa Bloc de Sert, Torres Clavé y Subirana (1933), pero las diversas partes del plan fueron publicadas en varias entregas de AC. En dicho plan, Sert y el GATCPAC enfocaron su atención en el hecho de que Barcelona era predominantemente una ciudad de trabajadores industriales, y sugirieron el uso de las categorías funcionales del CIAM para reorganizarla. Gran parte de su interés se centró en los equipamientos recreacionales para la clase trabajadora localizados a lo largo de la costa, junto con una extensa planificación de estructuras de transporte, incluyendo autopistas y aeropuertos, todos proyectos que recibieron el apoyo de la élite industrial de la ciudad.


El interés del CIAM en la Unión Soviética continuó con una reunión en Moscú en diciembre de 1932 para planear el CIAM IV, a la cual asistieron Van Eesteren, Giedion, Ginzburg, Noxolai Kolli y Hans Schmidt, pero para ese momento se empezaba a hacer evidente que el optimismo del CIAM sobre el futuro del urbanismo allí no estaba bien cimentado.

 En un artículo publicado en 1932 en Die neue Stadt, la publicación sucesra del Das neue Frankfurt, Hans Schmidt delineó las objeciones del Stalinismo soviético a la arquitectura moderna. Estas eran básicamente que las ideas de dicha arquitectura eran simplemente una expansión de la tecnología racionalizada del capitalismo contemporáneo;  que  su  renuncia  a  la  monumentalidad  y  a  la  expresión  simbólica  eran una expresión del declive de la cultura burguesa; que ambos, el “idealismo utópico” asociado  a  Le  Corbusier  y  las  ideas  del  “utopismo  de  izquierda”  en  la  política,  eran intentos  contrarevolucionarios  para  “evadir  los  escenarios  naturales  que  llevaban  al socialismo”;  y  que  en  contraste  con  “el  desintegrado  capitalismo  contemporáneo”, el  socialismo  soviético  deseaba  preservar  los  valores  culturales  del  pasado.    El  mismo Schmidt se abstuvo de emitir un juicio, atribuyendo el cambio de pensamiento de la URSS  a  una  carencia  de  desarrollo  técnico  y  cultural,  el  cual  era  “lamentable,  pero comprensible”. 


Imagen 5. Le Corbusier y GATCPAC. Plan Maciá para Barcelona, 1932.Fuente: Mumford (2000).


En lugar de Moscú, el CIAM empezó a tomar gran interés en Italia, a pesar del incierto  estatus  oficial  del  grupo  italiano  bajo  el  régimen  fascista.  Los  arquitectos  de Milán, Gino Polli y Piero Bottoni, organizaron una exhibición del CIRPAC en la Quinta Trienal de Milán, con la ayuda de Giedion. Esta exhibición incluía un gran panel con las  nuevas  ciudades  fascistas  que  se  empezaban  a  construir  para  entonces  al  sur  de Roma,  uno  de  los  planos  ejemplo  de  Ámsterdam  para  el  CIAM  IV,  un  panel  con  las versiones italianas de los materiales de los CIAM II y III, y 55 fotografías del trabajo de los miembros del CIAM, en especial de italianos como Giuseppe Terragni, pero también incluyendo a la Bauhaus, al Pabellón de Barcelona y al almacén Schocken de  Mendelsohn  en  Chemnitz.  En  una  carta  del  CIAM,  Gino  Pollini  y  Piero  Bottoni enfatizaron que esta exhibición independiente del CIRPAC demostraba que el trabajo presentado era la “más moderna arquitectura de la avant-garde europea”. 


A  finales  de  abril  de  1933,  la  postergación  del  CIAM  IV  por  parte  de  los  esperados anfitriones, el Centrosoyuz soviético, llevó al CIRPAC a tomar la decisión de organizar dicho congreso en un crucero que partiría de Marsella a Atenas, donde el grupo griego del CIAM, representado por Stamos Papadakis, había logrado el patroci-nio de la Cámara Técnica de Grecia. Cerca de 100 delegados del CIAM, invitados de honor y esposas participaron en este legendario evento. Aunque la mayoría del grupo alemán no pudo asistir, el recientemente fundado MARS (Modern Architecture Resear-ch Group) de Gran Bretaña tuvo representación por primera vez en el CIAM, liderado por Wells Coates. Las delegaciones de España –liderada por Sert y Torres e incluyendo a Antoni Bonet– y de Polonia –liderada por Szymon Syrkus– estuvieron presentes, así como grupos de Canadá, Italia y otras 10 naciones europeas, todos hablando alrededor de 11 diferentes idiomas. 

Aparte de los arquitectos, el CIAM IV también incluyó al pro-fesor de la Bauhaus Laszlo Moholy-Nagy, nacido en Hungría; al pintor Fernand Léger; al diseñador de mobiliario Charlotte Perriand; al diseñador gráfico Otto Neurath, y a los editores Pierre Winter, Jean Badovici de L’Architecture Vivante y Christian zervos de Cahiers d’Art.Luego del discurso de inauguración hecho en francés por Van Eesteren a bordo de la nave el 29 de julio de 1933, Giedion, también en francés, hizo un repaso de  la  historia  del  Congreso  de  la  Ciudad  Funcional,  donde  anotaba  con  pena  que Ernst May y la documentación que había preparado sobre urbanismo soviético para el encuentro en Berlín no había tenido suficiente resultado para el CIAM. En el siguiente día, rodeado por los planos de 33 ciudades industriales, Le Corbusier dio su discurso, el cual fue quizá la proclamación más concisa de su posición sobre la idea de la Ciudad Funcional. Inició diciendo que los planos preparados para el congreso representaban una “biología del mundo”. Para determinar cómo debían ser analizados, argumentaba que entre “los dos destinos contradictorios y hostiles” del individuo y de la colectividad, un punto de equilibrio podía ser encontrado. 


El objetivo de preparar los planos a la misma escala con sus convenciones era establecer las reglas urbanísticas para ofrecer a las autoridades. Insistía en que el principio fundamental era una ciencia tridimensional y en que la altura era de gran importancia entre dichas dimensiones. Esas tres dimensiones implicaban la noción del tiempo, y nuestras vidas eran reguladas por el “régimen solar” de 24 horas y el año. Dentro de esta realidad el  urbanista  debía  escoger entre dos tendencias: extender la ciudad o contraerla. Si se escogía la segunda opción, debía usarse el concreto y el acero para transmitir “los placeres esenciales: el cielo, los árboles y la luz”. Le Corbusier enfatizaba que la base de los juicios del CIAM debía ser la “habitación”, la primera de una jerarquía de cuatro funciones: habitación, trabajo, recreación y circulación. 

Continuaba diciendo que el ambiente natural debía ser salvado del “leproso suburbio” de las ciudades existentes. Sostenía que mientras el patrón de la ciudad jardín satisfacía al individuo, perdía las ventajas  de  la  organización  colectiva.  Para  él,  la  ciudad  concentrada  favorecida  con las técnicas modernas, aseguraba la libertad del individuo dentro de la estructura residencial y organizaba la vida colectiva en relación con la recreación. Describía cómo el automóvil y el ferrocarril habían creado una nueva escala, y cómo, al mismo tiempo, el  urbanista  debía  enfrentar  un  “gran  obstáculo”  para  la  reconfiguración  urbana,  la propiedad privada. 


En su charla, Le Corbusier insistía en que el suelo de las ciudades y del campo debía ser “movilizado” por el trabajo colectivo, pero no abogaba por una expropiación  comunista  del  suelo  en  la  propiedad  privada.  Sostenía  que  esta  debía ser la “afirmación, la dirección profesional” del CIAM, la cual debía ser objetivamente presentada a las autoridades (Van Eesteren, 1933).El resto del congreso se ocupó, entonces, con las presentaciones de los planos a misma escala, los cuales fueron posteriormente exhibidos en Atenas. Típicamente, dichos planos incluían información sobre las condiciones geográficas de varias ciudades y discusiones sobre los problemas de cada una de ellas.


 El delegado italiano, Gino Pollini, sostuvo que “en el vientre histórico de Roma la mayor parte de la población vivía  en  casas  viejas,  con  una  densidad  que  variaba  entre  819  y  230  personas  por hectárea”, y similares densidades y condiciones insalubres habían sido identificadas en muchas otras ciudades. Problemas de tiempo de movilización y congestiones de tráfico se notaban en grandes ciudades como Berlín, Londres y París. 

Al tiempo, quizá algunas de las peores críticas a la dispersión urbana fueron articuladas en este evento, como cuando Wells Coates anotó que, debido a la naturaleza de la vivienda unifamiliar ais-lada en Londres, la población debía extenderse sobre un área inmensa. El delegado de Canadá, Hazen Sise, presentó un estudio de Neutra para Los Ángeles, describiéndola como una “ciudad extensa”, y Van Eesteren agregó la presentación de Knud Lonberg Holm  sobre  Detroit  con  la  descripción,  “Viviendas  privadas  de  uno  o  más  pisos  de construcción ligera. Resultado: gran consumo de suelo”.

 Syrkus comentó sobre la tendencia de la región de Varsovia hacia la dispersión de pequeñas unidades individuales de  vivienda,  etcétera.  Aun  cuando  Van  Eesteren  y  Sert  estaban  para  este  momento involucrados en el desarrollo de planes para Ámsterdam y Barcelona, respectivamente, estos  no  fueron  presentados  en  el  CIAM  IV. 


 Le  Corbusier  tampoco  presentó  ningún proyecto específico, pero en su discusión sobre París articuló un objetivo del evento al decir que “debemos organizar una red para darle vida a este organismo”. Para mantener la vida intelectual, también debían asegurárseles al cuerpo humano los “elementos biológicos” de  “aire,  luz  solar y espacio”. Para  crear  espacio  para  la recreación, una parte de la ciudad existente debía ser demolida, aunque al mismo tiempo, “las cosas antiguas debían ser respetadas”. Una versión de los procedimientos del CIAM IV fue publicada en el diario técnico griego TEXNIKA XPONIKA - Les Annales Techniques en octubre-noviembre de 1933. Sin embargo, dichos enunciados fueron controvertidos cuando hacia el fin del CIAM IV surgieron complicados debates entre los delegados sobre la cuestión de cómo debería ser adquirido el suelo para llevar a cabo las extensas reformas planteadas por el CIAM.

 Imagen  6.  Conferencia  de  Le  Cor-busier  a  bordo  del  Patris  II  en  el CIAM IV, 1933.Fuente: Mumford (2000).


 Le Corbusier recomendaba desarrollar un apoyo popular a lo que él denominaba “la movilización del suelo” mientras otros delegados insistían en la expropiación gubernamental de la tierra para el “re-desarrollo” urbano. Luego de este punto, y reflejando la cambiante  situación  para  el  CIAM,  Giedion  sugirió  a  Le Corbusier que el CIAM debía empezar a definirse a sí mismo  como  una  organización  de  “técnicos”  apolítica  y  no debía continuar con la posición “política” de referirse a la Unión Soviética como un modelo para el urbanismo. 


Luego  del  CIAM  IV,  el  CIAM  se  reunió  de  manera  frecuente  aun  bajo  la  explosión  de  la  Segunda  Guerra Mundial, pero fue incapaz de obtener el apoyo de la mayoría  de  las  autoridades  gubernamentales  de  Europa con  relación  a  sus  nuevas  perspectivas  urbanísticas.  Esto fue un hecho irrefutable en Alemania y en la URSS, pero también fue el caso en general en Gran Bretaña, Francia e Italia para este momento, con algunas pocas excepciones, tales como la Cité de la Muette de Beaudouin y Lods en Drancy (1933). En uno de los pocos lugares donde los que detentaban  el  poder  apoyaron  fuertemente  las  ideas  del CIAM,  el  grupo  catalán  GATCPAC  publicó  un  detallado manifiesto  ilustrado  mostrando  los  nuevos  métodos  y  su aplicación en Barcelona. Para difundir sus ideas, el CIAM vislumbró  dos  publicaciones  internacionales  resultantes del CIAM IV, una destinada a ser una edición popular, con muchas ilustraciones, y otra más “científica”, con todo el material relativo a los 33 planes urbanos presentados en el  CIAM  IV.  En  el  encuentro  del  CIRPAC  en  Londres  en 1934, Sert fue designado como cabeza de una comisión encargada de publicar el volumen popular, y Mart Stam, quien no había podido asistir a este encuentro por haber sido detenido por oficiales británicos cuando viajaba des-de  la  URSS,  sería  el  responsable  de  la  publicación  de  la obra  más  extensa,  la  cual  tendría  estudios  detallados  de Berlín y de otras ciudades. Otto Neurath elaboraría el diseño gráfico de dicha obra, pero surgieron desacuerdos y la mayor parte del material, que jamás fue publicado, aparece haber sido destruida durante la guerra.


 Eventualmente, Sert publicó una versión bastante modificada de la versión popular que se había planeado, esta vez en Estados Unidos, en 1942, bajo el título Can Our Cities Survive? (Sert, 1942), y  Le  Corbusier  publicó  su  propia  versión  de  los  extensos debates del CIAM IV con el título de La Charte d’Athenesen 1943 (Le Corbusier, 1943). Dichos textos se convirtieron en los principales documentos de los planteamientos de la Ciudad Funcional luego de la guerra, dejando en la sombra las importantes contribuciones de algunos otros miembros del CIAM tales como Stam, Neurath y Moholy-Nagy, quienes habían estado involucrados en los esfuerzos de publicación del CIAM durante la preguerra.


Imagen 7. Le Corbusier. La Charte d’Athenes, 1938.Fuente: Mumford (2000).



l futuro para el CIAM debió haber aparecido mucho más brillante cuando los dos eventos fueron planeados  por  primera  vez  que  lo  que  sería  unos  cuantos años después. La Guerra Civil Española no iniciaría hasta 1936, y en Francia las ideas del CIAM parecían estar siendo aceptadas por los grupos de la clase trabajadora durante la era del Frente Popular Francés en 1936 y 1937. En Italia hubo una aceptación limitada de las ideas del CIAM por parte del régimen. Al tiempo, en Estados Unidos, para 1934, el gobierno federal había empezado a apoyar la demolición y reconstrucción de antiguas áreas residenciales para trabajadores en las partes centrales de las ciudades, y algunos miembros del CIAM, tales como Hans Schmidt, continuaron  trabajando  en  la  URSS  hasta  1937.  

Debido a los acontecimientos que empezaban a suceder no estaban claros para los miembros del CIAM de aquella época, sus  actividades  desde  1934  a  1939,  que  ahora  parecen infructuosas, no han sido estudiadas en detalle. 

Probablemente el evento de mayor importancia fue la exhibición sobre la Ciudad Funcional en 1935 en Ámsterdam, la cual puso las exitosas actividades de planeación realizadas por Van Eesteren para la oficina de Obras Públicas de Ámsterdam en el contexto internacional. Menos exitoso aún fue el CIAM V, llevado a cabo durante la exhibición de París en 1937 sobre el tema de “Logis et Loisirs”. Desde 1932 Le Corbusier había estado preparando  varios  proyectos  que  esperaba  que  estuvieran realizados para su exhibición, aunque en últimas tuvo que conformarse con el modesto pabellón de los “Temps Nouveaux”,  el  cual  usó  para  presentar  su  versión  de  las ideas  del  CIAM.  

El  ambicioso  programa  del  CIAM  V  intentó expandir la idea de la Ciudad Funcional dentro de la  planeación  regional  al  servicio  de  las  masas.  Aun  así, hubo  realmente  poca  atención  en  este  evento  a  las  actividades de aquellos grupos holandeses, belgas y escandinavos  relacionados con  el  CIAM,  lo  cual  anticipaba  su posterior marginalización de las publicaciones oficiales, a pesar de su considerable influencia en sus países nativos para  este  momento  y  aún  después.  Para  el  CIAM  V,  tres proyectos  modelos  fueron  seleccionados  para  demostrar los principios de la Ciudad Funcional. La planeación regional habría de seguir el ejemplo del plan para la “Varsovia Funcional” elaborado por Syzmon y Helena Syrkus y Jan Chmielewski, el cual habían empezado a desarrollar para 1933  y  habían  presentado  en  la  reunión  del  CIRPAC  en Ámsterdam en 1935. Este plan analizaba Varsovia dentro de  su  contexto  continental,  nacional  y  regional,  y  proponía  enfrentar  el  problema  de  la  expansión  urbana  a través del uso de una nueva infraestructura de transportes, la cual conectaría áreas factibles de desarrollar con diferentes tipos de agricultura con los centros de industria y comercio. Si bien no fueron llevados a la realidad, tras la guerra algunos elementos de este plan se combinaron con la reconstrucción de la Ciudad Vieja en el esfuerzo de reconstrucción. 


El Plan Maciá para Barcelona, elaborado por  Sert  y  el  GATCPAC,  fue  presentado  como  el  modelo de planeación urbana en el CIAM V, con la propuesta del  mantenimiento  de  la  “promenada  arqueológica”  de la  Ciutat  Vella  de  forma  simultánea  a  la  reconstrucción de los bordes de la ciudad con los nuevos bloques de vivienda de la ciudad radiante, articulados a la costa con las nuevas autopistas. 

Al  igual  que  otros  miembros  del  CIAM,  en  su  ponencia en el CIAM V, Sert enfatizaba el problema del caos de las ciudades industriales modernas como una amenaza a la moral y a la salud pública de los habitantes de la clase trabajadora.  La  solución,  argumentaba  Sert,  era  reorganizar estas ciudades para hacerlas más “armoniosas y útiles”. Esto  solo  sería  posible  usando  lo  que  él  denominaba  los “grandes medios técnicos presentes ahora y apoyados por la nueva economía urbana”. 

Al igual que Le Corbusier, cuya Ville  radieuse  había  sido  publicada  para  esta  época,  Sert insistía  en  que  las  ciudades  debían  ser  entendidas  como parte  de  un  todo  económico,  social  y  político,  articulado con la complejidad de las actividades biológicas de lo que él llamaba “el individuo y la colectividad”. Influenciado por Patrick Geddes, cuyas ideas habían tenido una gran repercusión en las décadas de 1920 y 1930, Sert argumentaba que  el  urbanista  debía  tener  en  cuenta  las  circunstancias geográficas y topográficas, así como la particular situación económica  y  política  para  delinear  planes  de  futuro  desarrollo  que  fueran  “precisos  pero  no  rígidos”.  

Para  Sert, producir  dichos  planes  debía  ser  el  objetivo  del  CIAM  y servir como una guía para todos los problemas de lo que denominaba la “reorganización” de las ciudades modernas. Esto incluiría “el estudio preciso y esquemático de la oferta natural de la región”, incluyendo el clima, la topografía, los  factores  agrícolas  y  naturales,  así  como  la  localización de las zonas industriales y residenciales. Siguiendo el modelo  del  Plan  Maciá,  Sert  distinguía  entre  el  plan  general esquemático, el “plan général directeur”, el cual traduciría posteriormente como “plan piloto”, y el más preciso “plan régulateur”, o “plan maestro”, el cual estaría “basado en la realidad inmediata”. Los planes también incluirían la legislación  propuesta  para  proteger  “en  sus  condiciones  naturales” los “centros de recreación” existentes o futuros y las áreas de “interés arqueológico”. El objetivo final era delinear la “ciudad-región” en una forma funcional y armoniosa, y su  presentación  en  el  CIAM  V  articulaba  claramente  las bases de gran parte del trabajo posterior del CIAM.

En  esta  visión  del  CIAM  de  seguro  existe  un  deseo  de  usar  el  diseño  y  de  recuperar  el  control  sobre el  ambiente  metropolitano.  Para  Le  Corbusier,  “el  plan debía gobernar”, ya que solamente él podía integrar las estructuras  sociales  con  las  nuevas  tecnologías  dentro de  un  “cuerpo  racional”,  uno  que  pudiera  resolver  las contradicciones de las modernas capitales socialistas. La búsqueda  por  la  “armonía  biológica”  remplazaría  así  a aquella  puramente  utilitarista  o  de  ganancia  comercial, con la vivienda individual como “célula” básica del “organismo”  metropolitano.  El  tráfico  estaría  organizado  a través de la separación de “velocidades lentas y rápidas”, y  la  recreación  masiva  se  organizaría  de  forma  tal  que proveyera sitios de esparcimiento dentro de la ciudad y en sus afueras. 

En tanto que la posición política de Sert y  de  otros  miembros  del  CIAM  es  difícil  de  caracterizar para ese momento, viéndolo desde una perspectiva contemporánea,  para  Le  Corbusier  el  sindicalismo,  basado en las “jerarquías orgánicas” de los diferentes tipos de actividades más que en un gobierno central, sería el medio  por  el  cual  se  debía  llevar  a  cabo  el  plan.  A  ni-vel  del  distrito,  el  modelo  de  “reorganización  distrital” fue  provisto  por  los  miembros  suizos  del  CIAM,  Rudolf Steiger  y  Werner  Moser,  los  cuales  buscaron  remodelar un  distrito  de  clase  obrera  de zurich  con  nuevas  auto-pistas, parques y con algunas nuevas construcciones. Sin embargo, en este mismo congreso Le Corbusier expuso un  proyecto  de  “reorganización  distrital”,  mucho  más radical, para un hacinado “îlot insalubre numero six”, localizado en la antigua zona del área norte del Boulevard Saint-Antoine en París. Igualmente, parte de la discusión de este congreso giró alrededor de su proyecto para la “reorganización  rural”,  el  cual  fue  presentado  por  el cliente de Le Corbusier, Norbert Bézard, un hacendado de la región de Sarthe. 

Pocos  resultados  coherentes  quedaron  del  CIAM V,  y  para  1937,  muchos  de  los  miembros  se  hallaban en  el  exilio.  Gropius,  Breuer  y  Moholy-Nagy  se  habían marchado hacia Londres inicialmente y luego ocuparían posiciones  académicas  en  Estados  Unidos;  Arthur  Korn permaneció en Londres y se convirtió en director de la Asociación  de  Arquitectos;  Ernst  May  se  marchó  para el África Oriental Británica, donde permanecería hasta 1954, año en el que regresaría a Alemania; Mart Stam regresó  a  Holanda  y  continuó  allí  su  trabajo;  Hannes Meyer,  luego  de  un  breve  período  en  su  Suiza  natal, emigró a México donde intentó continuar con la tendencia funcionalista de sus años previos en la Bauhaus, sin mayor éxito; Sert y Ernest Weissmann emigraron a Nueva york  en  1939  y  trabajaron  juntos  por  un  tiempo  hasta cuando Weissmann fue designado Director Diputado de UNRRA de 1944 a 1947, convirtiéndose posteriormente  en  un  oficial  de  las  Naciones  Unidas. 

 Para  1939,  el CIAM, con las importantes excepciones de Le Corbusier y Alvar Aalto, había sido llevado al exilio desde Europa, y solo sería tiempo después que su urbanismo encontraría total aplicación, con resultados controversiales que aún permanecen con nosotros hasta nuestros días. 


2. El CIAM de la posguerra 

Una  vez  en  Estados  Unidos,  Gropius,  Sert  y Giedion empezaron a realizar esfuerzos para establecer allí   el   CIAM.   Los   representantes   norteamericanos existentes, Richard Neutra en Los Ángeles y Knud Lonberg Holm  en  Nueva york,  fueron  parte  de  esos  esfuerzos, pero  Giedion  y  Sert  fueron  quienes  pusieron  mayores energías.  Giedion  había  organizado  un  encuentro  del CIAM en la Feria Mundial de Nueva york en 1939, para la cual algunos miembros europeos, incluyendo a Alvar Aalto,  habían  diseñado  algunos  pabellones  de  distintos países,  y  donde  Gropius  y  Breuer  habían  diseñado el  Pabellón  de  la  Estación  Pennsylvania.  La  situación mundial cambió radicalmente en el año siguiente, luego de que Hitler invadiera Polonia en septiembre de 1939 y  de  que  para  junio  de  1940  hubiera  conquistado  casi toda la Europa occidental. 

Al principio, Le Corbusier no vio  contradicción  alguna  entre  sus  ideas  y  el  hecho  de trabajar para el régimen de Vichy de ocupación alemana en   1941.   El   Secretario   General   del   CIAM,   Sigfried Giedion,  quien  había  regresado  a  Suiza  tras  completar una serie de conferencias en Harvard en 1939, respondió a la solicitud hecha por Le Corbusier, quien representaba al Ministère de la Production Industrielle et du Travail de Vichy, de enviar algunas copias de las versiones previas de  las  publicaciones  de  los  CIAM  para  publicar  así  su propia  versión  de  los  resultados  del  CIAM  IV,  la  cual aparecería bajo el título de La Charte d’Athènes en 1943.

 En una carta dirigida a Le Corbusier, Giedion describió su recientemente  publicado Space,  Time  and  Architecture como un esfuerzo por demostrar la “unidad de métodos” entre el pensamiento y el sentimiento, y habló en favor de  su  experiencia  en  Estados  Unidos.  Aparentemente aún en estrecho contacto con Gropius y Sert en Estados Unidos,  Giedion  le  contó  a  Le  Corbusier  que  el  último casi había terminado “su labor del Congreso de Atenas”, y el resultado de esto sería publicado bajo el título Should Our  Cities  Survive?,  título  que  en  1942  cambió  a Can Our Cities Survive?, merced a sugerencia de la Harvard University  Press,  luego  de  que  Estados  Unidos  hubiera entrado a la guerra en diciembre de 1941.

Durante 1942, parece haber tenido lugar poca actividad en el CIAM. Sert se embarcó en un proyecto profesional conjunto en Nueva york junto a Paul Lester Wiener, creando la firma Town Planning Associates, la cual comenzó activamente a buscar comi-siones en Brasil. Sin embargo, para inicios de 1943, Sert, Weissmann y Giedion, quien había  regresado  a  Estados  Unidos  en  1941  con  el  fin  de  participar  en  algunas  confe-rencias en yale y quien permanecería allí durante la guerra, se reencontraron en Nueva york para considerar reiniciar el CIAM. El Capítulo del CIAM para la Planeación de la Posguerra que resultó de dicho encuentro se reunió de forma regular en Nueva york, pero para dicha época el presidente nominal, Richard Neutra, se encontraba diseñan-do escuelas y viviendas en Puerto Rico.

 Pocos resultados emergieron de las actividades de dicho Capítulo, las cuales se enfocaban en el uso de la prefabricación en la reconstrucción de una futura Europa de la posguerra. Este CIAM de Nueva york se reunió al tiempo que otra filial del CIAM, la ASPA, la Sociedad Americana de Planificadores y  Arquitectos,  un  grupo  organizado  por  Serge  Chermayeff,  Joseph  Hudnut,  Sert  y otros más, cuyo interés principal giraba alrededor de los problemas de la vivienda y el urbanismo en Estados Unidos. La ASPA se reunió entre 1943 y 1948, y en últimas tuvo un gran número de integrantes entre los cuales se incluían Sert, Eero Saarinen, Louis Kahn, Gordon Bunshaft, Herbert Bayer, George Howe, Walter Gropius, Phillip Johnson, Richard Neutra, I. M. Pei, William Wurster, y muchos más. Sin lugar a du-das, fue un punto de encuentro crucial para varias figuras influyentes en la transferencia del urbanismo del CIAM a Estados Unidos y fue un esfuerzo para avanzar en la articulación entre la arquitectura moderna y el activismo político, hecho similar a los anteriores grupos del CIAM de Europa. 

Inicialmente, el grupo tuvo aspiraciones de  reemplazar  al  Instituto  Americano  de  Arquitectos,  AIA,  como  la  organización nacional líder de dicha profesión, y Hudnut renunció a su membresía del AIA en 1945 con la idea de que la ASPA pronto remplazaría a dicha organización. 


Imagen 8. Portada diseñada por Herbert Bayer para el libro Can Our Cities Survive? de José Luis Sert, ca. 1941.Fuente: Mumford (2000).


Si bien el papel exacto de la ASPA como grupo que obtuviese resultados específicos aún parece  difuso,  sus  miembros  estuvieron  envueltos  de  forma  directa  o  indirecta  en  varios intentos claves por implementar el urbanismo moderno en Estados Unidos en la década de 1940, incluyendo la participación en el proceso de selección del sitio para las oficinas principales de la Naciones Unidas en 1946, la vinculación como jurados y participantes en el Concurso para el Monumento Nacional de Jefferson en St. Louis en 1947-1948 y en la exposición Una Mejor Filadelfia de 1947.

 Su apoyo a la intervención directa del gobierno en el problema de la vivienda y de la planeación con miras a mejorar las condiciones de vida para todos puso a la organización en la tendencia del New Deal Democrático reinante para entonces, lo que marcaba un giro político significativo, y aun no estudiado totalmente, de la posición política anterior y más radical del CIAM en Europa. Al  final  de  la  guerra,  la  ASPA  y  el  CIAM  de  manera  conjunta  invitaron  a  Le Corbusier a dar una serie de conferencias en Nueva york en enero de 1946, al tiempo que su modelo para la reconstrucción del pueblo francés de St. Dié era exhibido en el Rockefeller Center. Este, junto al proyecto para Cidade dos Motores de Sert y Wiener, fue exhibido en el Museo de Arte Moderno de Nueva york en 1947, ofreciendo una versión revisada del urbanismo del CIAM, en la cual se adicionaba una “quinta función”, el centro cívico o “corazón de la ciudad”. Esta nueva dirección había sido anticipada en el manifiesto de Sert, Giedion y Fernand Léger de 1943, Nueve puntos sobre la monumentalidad, en el cual tácitamente se reconocía que el CIAM de la preguerra había tenido muy poco en cuenta la importancia de los espacios cívicos y culturales para el encuentro de los peatones y la vida pública. 


En Europa, sin embargo, a medida que muchos de los miembros del CIAM empezaban a preparar planes de posguerra para vivienda y reconstrucción, este aspecto parecía cada vez menos importante que la necesidad de reconstruir las ciudades y proveer rápidamente vivienda masiva. El CIAM se dividió entonces sobre el tema de la relevancia del “corazón de la  ciudad”  y  su  corolario,  “la  síntesis  de  las  artes”,  enfatizado  por  Le  Corbusier, Sert y Giedion. 


 Imagen 9. Le Corbusier. Plan para la reconstrucción de St. Dié, Francia, 1945.Fuente: Mumford (2000).


Este tema fue rechazado como tema principal del primer CIAM de la posguerra, el CIAM VI, a llevarse a cabo en Bridgewater, Inglaterra en 1947, ya que  muchos  grupos  preferían,  en  su  lugar,  el  interés  por  la  racionalización  de  la vivienda y el proceso de producción de asentamientos. El grupo holandés estaba dividido entre esta corriente principal de funcionalistas, como Willem van Tijen, y los miembros jóvenes más corbusierianos y orientados al arte, tales como Aldo van Eyck, un protegido de la esposa de Giedion, la historiadora de arte Carola Giedion-Welckler. Como resultado, el CIAM VI fue simplemente titulado como el “Congreso de  la  Reunión”,  y  ningún  tema  específico  fue  enunciado,  aun  cuando  la  nueva dirección fue validada con la designación de Sert como presidente, en reemplazo del holandés Cornelis van Eesteren. Sert, junto a Wiener, estaba para este momento profundamente involucrado en  la  preparación  de  planes  maestros  para  Lima  y  Chimbote,  en  Perú,  y  en  1948 empezarían a realizar un trabajo similar en Colombia. Estos esfuerzos planificadores fueron las primeras aplicaciones de gran envergadura de la nueva posición revisada del CIAM de la posguerra en el Nuevo Mundo, aunque su importancia histórica ha sido raramente reconocida. 

Sert consideraba que estos planes se convertirían en modelos para la futura urbanización alrededor del mundo. A diferencia del urbanismo de  Le  Corbusier,  representado  para  aquel  momento  solo  en  la  construcción  de  la Unité d’Habitation en Marsella, los proyectos de Sert no se basaban exclusivamente en  la  vivienda  en  altura  y,  en  cambio,  recomendaban  la  preservación  de  las  áreas históricas  existentes.  Al  mismo  tiempo,  estos  planes  eran  similares  al  trabajo  de  Le Corbusier en relación con la búsqueda de la preservación de las áreas naturales a lo largo de la región metropolitana y en la asunción de que en el futuro, los sistemas de  autopistas  y  de  senderos  peatonales  se  convertirían  en  los  principales  medios urbanos de transporte. Sin embargo, la base política para estos planes parece haber sido tenue, y solo unos cuantos fragmentos de ellos fueron llevados a cabo. Aun así, los planes para Chimbote, Tumaco y Medellín fueron exhibidos en el CIAM VII en Bérgamo,  Italia,  el  primer  congreso  del  CIAM  con  Sert  como  presidente,  donde  él enfatizó la idea del “corazón” dentro de la estructura de planeación del CIAM basada en las cuatro funciones. Nuevamente, esta aproximación no fue aceptada por todos los delegados, y el grupo argentino, liderado por un antiguo compañero de Sert en el GATCPAC, Antoni Bonet, se dividió con respecto a la validez de la modificación del urbanismo del CIAM de la preguerra.


Imagen 10. ASCORAL. Grilla CIAM, 1947Fuente: Mumford (2000)


 El  CIAM  VII  fue  importante  también  por  ser  el  primer  congreso  en  utilizar  la “grilla CIAM”, una forma de organizar la información sobre los proyectos presentados en el CIAM. La grilla fue desarrollada por Le Corbusier y el grupo francés ASCORAL en el otoño de 1947, y este esfuerzo por unificar una organización que cada vez parecía más dividida. Las  tensiones  políticas,  así  como  las  diferencias  arquitectónicas,  fueron  parte del problema: en 1948 había existido la posibilidad de sostener el CIAM VII en Praga,  reflejando  la  actividad  de  preguerra  del  grupo  checoslovaco,  el  cual  había  sido exhibido con gran energía en el CIAM VI. Sin embargo, una revolución comunista en febrero de 1948 en Checoslovaquia puso ese país bajo un firme control de la Unión Soviética,  mientras  en  Italia  Estados  Unidos  respaldó  a  los  cristianos  demócratas  de centro-derecha, quienes fueron elegidos en 1948, lo que evitó la toma comunista. 


El desarrollo político de estos dos países en 1948 anunció de alguna manera la aparición de la Guerra Fría, la cual iniciaría un año después con la división oficial de Alemania, la fundación de la OTAN y la proclamación de la República Popular de China. En lo que más tarde se convertiría en el bloque de la Unión Soviética, las actividades del CIAM fueron clausuradas, en tanto que en la Europa occidental florecieron en varios países, incluyendo Italia, Suecia, Holanda, Bélgica y Gran Bretaña.

Con el fuerte apoyo de Le Corbusier, el grupo inglés MARS fue escogido como el  anfitrión  para  el  CIAM  VIII.  Siguiendo  la  nueva  aproximación  de  Sert  sobre  “el corazón de la ciudad”, evidente en sus planes urbanos de Latinoamérica, Jacqueline Tyrwhitt,  miembro  del  grupo  MARS,  fue  designada  como  organizadora  del  CIAM VIII alrededor de dicho tema. Fue llevado a cabo en un centro de conferencias de Hoddesdon,  cerca  a  Londres,  en  julio  de  1951,  al  tiempo  que  el  Festival  de  Gran Bretaña, cuyo diseño fue dirigido por Jane Drew, miembro de MARS. En la versión no  publicada  del  discurso  de  apertura  de  Sert  para  el  CIAM  VIII,  el  cual  observó que la “mayoría de las personas en las ciudades se han marchado a los suburbios”, correspondiendo a la “tendencia de descentralización en las ciudades”. De forma tal que “si queremos hacer algo con nuestras ciudades, tenemos que hablar de nuevo en términos cívicos y urbanos”. Para Sert, la única “ventaja real de vivir en una ciu-dad” es “acercar al hombre con el hombre, y hacer que la gente intercambie ideas y sea capaz de discutirlas de forma libre”.

 En los suburbios emergentes, “noticias o información  o  visiones  o  imágenes”  vienen  a  través  de  la  televisión  (la  cual  estaba ampliamente difundida en 1950) o la radio; por lo tanto “uno ve lo que se le mues-tra y escucha lo que se le es dicho”. Sert encontraba esto “terriblemente peligroso”, ya que en el futuro “la gente en los suburbios solamente vería y escucharía” lo que aquellos  en  control  de  los  medios  “quisieran  que  vieran  y  que  escucharan”,  interfiriendo  “de  forma  directa  con  nuestras  opciones,  nuestra  libertad  y  la  opción  de escoger una cosa u otra”. ya que “la ciudad se ha convertido en una monstruosidad terriblemente sobreextendida”, el objetivo de Sert para el CIAM era establecer una “red de corazones de ciudades” para recentralizar las grandes áreas urbanas alrededor de centros peatonales que reunieran a la gente. Sert creía que estos corazones permitirían la reunión pública y la discusión para “discutir sobre todas las cosas que son extremadamente importantes para nuestra forma de vida si es que vamos a mantener la vida cívica en la cual creemos”. Deberían ser planificados “por un grupo de especialistas”, con lo cual se refería a “sociólogos principalmente”.

 Un aspecto clave sería la aplicación general de la idea de reservar las áreas centrales solo para los peatones, de forma tal que “desde el más grande al más pequeño, el corazón debería ser siempre una isla para el peatón” (Tyrwhitt, Sert, Rogers, 1952).

La invitación oficial del grupo MARS al congreso, escrita probablemente por Tyrwhitt,  había  relacionado  el  concepto  del  corazón  de  la  ciudad  con  las  cuatro funciones del CIAM –habitación, trabajo, transporte y recreación– y con los “cinco niveles-escala” metropolitanos –villa o grupo de viviendas primario, pequeño centro de mercado o barrio, pueblo o sector de ciudad, ciudad y metrópolis de varios mi-llones de habitantes–, cada uno de los cuales tendría su propio corazón. Sert inició su  charla  con  una  cita  sobre  la  centralidad  humana  de  la  plaza  cívica  del  filósofo español José Ortega y Gasset, escrita en La rebelión de las masas, anotando, además, que “luego de nuestros estudios para llevar el espacio abierto dentro de las ciudades, sentimos  sin  embargo  la  necesidad  por  un  espacio  cívico  en  algún  lugar  de  ellos”. Sert  sostenía  que  pocos  principios  generales  más  podrían  ser  establecidos,  ya  que “los países son diferentes”, en clima, “modos y medios de vida, costumbres y muchos otros factores”. 

Para el CIAM VIII, incluso Gropius había empezado a articular la nueva dirección del CIAM, recomendando centros de ciudad que “regresaran al peatón el derecho a la vía”, basados en las plazas de los pueblos mexicanos y en la piazza San Marco en Venecia. 

En  su  conferencia  “La  escala  humana”,  también  ofrecida  en  el  CIAM  VIII,  Gropius exhibió su recientemente finalizado Graduate Center en Harvard, enfatizando cómo él había continuado la secuencia de patios peatonales que se hallaban en otras partes del campus. Sus estudiantes en el GSD, sin embargo, respondieron también de manera entusiasta al nuevo interés de la posguerra sobre “el corazón de la ciudad”, tal como lo  demuestra  la  tesis  de  1950  realizada  por  Robert  Geddes,  Martin  Sevely,  William Conklin y el arquitecto paisajista Ian McHarg, cuya propuesta para la reconstrucción del centro de Providence, Rhode Island, sintetizaba la arquitectura con el paisajismo a través del estudio detallado del área. Dicho proyecto fue exhibido en el CIAM VIII y una parte de él fue publicada en El corazón de la ciudad, junto con otros proyectos tales como el centro monumental de Le Corbusier para Chandigarh y el Parque de la Paz de Hiroshima, obra de Kenzo Tange. 


Imagen 11. Le Corbusier, P. L. Wiener y J. L. Sert. Boceto para el nuevo Centro Cívico de Bogotá, 1950.Fuente: Bannen (1991).


 A pesar de la creciente influencia europea de miembros del CIAM –como por ejemplo  van  den  Broek  y  Bakema,  cuyo  proyecto  Lijnbaan  para  usos  mixtos  en  Rotterdam, iniciado en 1948 e inexplicablemente obviado en el CIAM VIII, se había vuelto un in-fluyente modelo europeo de redesarrollo de áreas centrales de la ciudad–, no todos los arquitectos  modernos  y  planificadores  estaban  de  acuerdo  con  el  nuevo  enfoque  del CIAM tal como había sido propuesto por Sert. Una división empezó a surgir entre aquellos que admiraban a Le Corbusier y su apuesta por la “síntesis de las artes” y aquellos que deseaban retener el enfoque funcionalista de la preguerra. Quizá para ganar mayor apoyo para su posición, en el CIAM VIII Le Corbusier, Sert y Giedion promovieron la idea de dar mayor participación en la organización a los más vigorosos “miembros jóvenes”, quienes  revitalizarían  el  CIAM.  

El  desarrollo  de  lo  que  más  adelante  se  convertiría  en el Team X es demasiado complejo para ser retomado en detalle aquí, pero mientras se continuó con el interés de Sert en la vitalidad peatonal urbana, sus miembros rechazaron en últimas el concepto de “el corazón de la ciudad”. En una carta de 1951 de Bakema a Aldo van Eyck, aquel calificaba el proyecto para Bogotá de Le Corbusier (erróneamente) como algo “para un dictador que recientemente tomara el poder en un golpe militar”. 

Aun cuando van Eyck sugeriría tiempo después que el corazón de la ciudad tenía validez como un lugar en donde la gente pudiera expresar “sentimientos espontáneos”, también cuestionaba los esfuerzos de Sert por encuadrar el concepto dentro de la estructura de trabajo de las cuatro funciones del CIAM, a la cual veía como un conjunto inadecuado de categorías para el urbanismo. Los esfuerzos de Giedion, Sert y Le Corbusier para reposicionar el CIAM como una organización enfocada a trabajar por la creación de un ambiente físico que “satisficiera las necesidades emocionales y materiales del hombre al tiempo que estimulara su crecimiento espiritual” tuvo solo un éxito parcial, ya que pronto se haría evidente que algunos miembros aun veían al CIAM simplemente como una continuación de su patrón de la preguerra, en tanto que otros, como van Eyck, empezaron a demandar un cambio radical. 


Aunque el CIAM VI había creado una nueva estructura organizacional para el CIAM, el congreso de Bérgamo había revelado la incapacidad del CIAM para desarrollar una agenda coherente, prefigurando la falta de coherencia de la mayoría de los congresos de la posguerra. Estas tensiones llevaron entonces a un rompimiento casi total del consenso en el CIAM IX, que tuvo lugar en Aix-en-Provence, Francia, en 1953. El tema nominal fue el “Hábitat humano”, pero las diversas agendas propuestas por muchos de los miembros terminaron en un conflicto trágico entre diversos sectores. Los grupos franceses del norte del África, Marruecos y Algeria, liderados por Michel Ecochard y que incluían a Georges Candills y a Shadrach Woods, habían empezado a enfocar su  atención  en  lo  que  denominaban  el  “hábitat  para  las  mayorías”,  identificando la necesidad de mejor alojamiento, sanidad e infraestructura de transporte en los asentamientos cada vez más numerosos de las afueras de las ciudades industriales como  Algiers  y  Casablanca.  

Sus  innovadoras  estrategias  de  vivienda  y  planeación eran un paralelo de aquellos desarrollados por Sert en Latinoamérica, y un número mayor  de  sus  proyectos  fue  construido.  Le  Corbusier  y  Gropius,  sin  embargo,  no parecían apoyar este enfoque, y para el final del CIAM IX, un grupo que incluía a van Eyck, Bakema, Candills, Woods y unos jóvenes miembros británicos del CIAM, Alison y Peter Smithson, William Howell y John Volker, fundaron una causa común buscando  rechazar  la  postura  del  CIAM  de  la  preguerra,  la  cual  identificaban  en particular con Gropius.


Imagen  12.  Allison  y  Peter  Smithson.  Boceto  de  las  “escalas  de  asociación  humana”  incluido  en  el Manifiesto Doorn, 1954.Fuente: Mumford (2000)


En enero de 1954, algunos de estos jóvenes se reunieron en Holanda y publicaron el Manifiesto Doorn, en donde, de forma colectiva, rechazaban las cuatro funciones del CIAM como categorías de diseño y en su lugar proponían nuevas categorías basadas en la “asociación humana” y en la relación de los edificios con su localización ambiental. Algunos de estos jóvenes, liderados por Bakema, fueron encargados de organizar el CIAM X, por lo cual adquirieron el nombre del Team X. Este congreso había sido planeado para realizarse en Algiers, pero debido a la Guerra de Argelia, fue trasladado a Dubrovnik en la antigua yugoslavia, donde  se  llevó  a  cabo  en  1956.  

Luego  de  varios  días  de presentaciones y de divisiones entre aquellos del Team X y aquellos que el Team X denominaba como la “generación media”,  la  cual  incluía  a  Sert,  Enesto  Rogers  y  otros,  Sert anunció que el CIAM, en la forma como era conocido, se desintegraría. él  y  otros  miembros  del  Consejo  del  CIAM se embarcaron entonces en el inútil esfuerzo de crear una nueva y pequeña estructura llamada el CIAM II, la cual in-cluiría grupos de Asia, Medio Oriente, Europa, Norteamé-rica  y  Sudamérica.  Aunque  estos  esfuerzos  contaban  con el apoyo de Kenzo Tange y de otros en el Japón, estos es-fuerzos no tuvieron éxito. En el CIAM’59, que tuvo lugar en Otterio, Holanda, en 1959, los Smithsons, van Eyck y otros miembros del Team X declararon “la muerte del CIAM” y dejaron de usar el nombre CIAM, tanto por su fuerte aso-ciación con la “arquitectura moderna” como por su deseo de escapar del control de Sert, Gropius y Giedion.


BIBLIOGRAFÍA

Bannen  L.  Pedro  (1991):  “Bogotá-Colombia.  Cinco  viajes  y  un plan  para  una  ciudad  latinoamericana”,  en:  Fernando  Pérez Oyarzun (ed.): Le Corbusier y Sudamérica. Viajes y proyectos. Santiago:  Ed.  ARQ  de  la  Escuela  de  Arquitectura,  Pontificia Universidad Católica de Chile.

CoHen, Jean-Louis (1987) : Le Corbusier et la mystique de L’URSS: Theories et projets pour Moscou 1928-1936. Princeton: Princeton University Press.

Gropius, Walter (1930): “Die soziologischen Grundlagen der Mi-nimalwohnung”, en: CIAM: Die Wohnung für das Existenzmi-nimum. Frankfurt: Englert and Schlosser.

Le  Corbusier  (1930):  “Analysis  of  the  Fundamental  Elements  of the Minimum House Problem”, en: CIAM: Die Wohnung für das Existenzminimum. Frankfurt: Englert and Schlosser.

Le  Corbusier  (1943): La Charte d’Athenes. París: Plon.

Miliutun, N. A. (1974): Sotsgorod: The Problem of Building Socialist Cities. Traducción de Arthur Sprague. Cambridge: MIT Press.

Mumford, Eric (2000): The CIAM Discourse on Urbanism, 1928-1960. Cambridge: MIT Press.

Sert, Jose Luis (1942): Can Our Cities Survive? An ABC of Urban Problems, Their Analyses, Their Solutions, Based on the Propos-als  Formulated  By  the  CIAM.  Cambridge:  Harvard  University Press.

Syrkus,  Helena  (1976): Ku  idei  osiedla  sporcznego,  1925-1975(Hacia  la  idea  de  la  vivienda  social).  Varsovia:  Panstwowe Wydawn. 

Tyrwhitt,  Jaqueline, J.  L.  Sert  y  Ernest  Rogers  (1952): CIAM  8: The Heart of the City. Nueva york: Pellegrini and Cudahy.

Van  Eesteren(1933):  “4e  Congres  International  d’Architecture Moderne. Rapport des séances du dimanche (matin et après-midi) le 30 juillet 1933, a bord du Patris II”. Documento del Archivo  Van  Eesteren.  Hoofdstuk  IV:  CIAM.  Netherlands  Ar-chitecture Institute (NAI), Rotterdam.



Fuente Revista Bitacora : https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/18632/19528



lunes, 24 de diciembre de 2018

Pronto... Cuento de Alexandra Kollontai


   
Está cálido y luminoso, y hay un ambiente animado y festivo en la “Casa de Descanso”, donde los veteranos de los “Grandes Años” de la revolución mundial pasan sus días.
   Los veteranos decidieron que el día que una vez había sido el día de Navidad recordarían su infancia y juventud mediante la decoración de un árbol. Un abeto real al igual que en los años anteriores a la agitación del mundo.  Los niños y los chicos y chicas mayores estaban entusiasmados con la idea. Especialmente cuando se enteraron de que “la abuela roja” iba a contar historias sobre los grandes años de 1917. No hubo ningún problema en conseguir el árbol. 
   Llegaron a un acuerdo con el hombre a cargo de la conservación forestal, persuadiendo a este guardián vigilante del reino vegetal que el bosque no se arruinaría por la pérdida de un árbol robado para un festival tan extraño e inusual. Lo de las velas fue más difícil. El nuevo método de iluminación, utilizando rayos de luz reflejados, no sólo había acabado con las lámparas de queroseno de mecha de una vez por todas, sino que había desterrado la electricidad a las provincias muy distantes, donde las últimas innovaciones aún no se había introducido.
  La generación más joven nunca había visto velas, y los veteranos de los “grandes años” tuvieron que explicarles con la ayuda de diagramas. Se llamó a una conferencia especial de las personas que habían sido miembros del consejo económico de la población durante el período revolucionario para discutir las formas de producción de las velas. Los jóvenes, con sus cabezas inteligentes y hábiles manos, estaban allí para ayudar.
  Después de varios fracasos, malentendidos y dificultades inesperadas, se las arreglaron para decorar el árbol con adornos de papel de varios colores, con dulces, nueces, naranjas dulces jugosas, manzanas color de rosa y velas hechas en casa en candelabros hechos en casa. Los veteranos y los niños opinaron por unanimidad que la Comuna Diez no había visto un festival tan original e interesante desde hace mucho tiempo.
  Los jóvenes se divirtieron como los jóvenes siempre han hecho. Se rieron y bromearon. Hubo canciones, juegos y bailes.
  Pero había que echar un vistazo a las chicas y chicos para ver qué diferentes eran de los jóvenes que habían luchado en las barricadas durante los “grandes años” y de aquellos que habían vivido bajo el yugo del capitalismo. Los jóvenes de la Comuna Diez eran sanos, sus cuerpos estaban hermosos y flexibles y fuertes. Las niñas tenían lujosas y largas trenzas que arreglaban cuidadosamente. La comuna seguía estrictamente la regla de que cada miembro debe tener tiempo para la relajación y el cuidado de su persona. Los comuneros amaba la belleza y sencillez, y no forzaban ni falseaban la naturaleza. 
   Los hombres jóvenes vestían ropas atractivas que permitían el libre movimiento. Sus manos eran, obviamente, fuertes y capaces. No había una cara enferma, pálida, o agotada entre toda la gente que se había reunido para el festival del “abeto”. Sus ojos brillaban y sus cuerpos eran fuertes y firmes. Su risa feliz llenaba la sala brillante y festiva, y ese era el cambio más alegre de todos. Los jóvenes de la Comuna Diez amaban la vida y les encantaba reír. Sólo fruncían el ceño cuando se trataba de luchar contra el único enemigo, la naturaleza.
  Sin embargo, no fruncían el ceño porque la lucha no fuera de su gusto, sino para poder concentrarse mejor y elegir la mejor manera de ganar.
La lucha de los hombres y las mujeres por controlar su medio ambiente aún estaba en curso. Mientras más victorias ganaban, más misterios más había para resolver. Pero los jóvenes no tenían miedo de la batalla. ¿Qué sería la vida sin lucha, sin la necesidad de expandir la mente y tratar de avanzar hacia lo desconocido e inalcanzable? La vida en la comuna sería aburrida sin eso.
  La vida de la comuna se organiza de la manera más racional. Todo el mundo tiene una profesión y todo el mundo tiene algún pasatiempo favorito. Todo el mundo trabaja en su propia vocación por dos horas al día, contribuyendo de esta manera al funcionamiento de la comuna. El resto del tiempo el individuo es libre para dedicar sus energías al tipo de trabajo que él o ella disfruta, la ciencia, la tecnología, el arte, la agricultura o la enseñanza. Los hombres y mujeres jóvenes trabajan juntos en las mismas profesiones. La vida está organizada de tal modo que las personas no viven en familias, sino en grupos, de acuerdo a sus edades. Los niños tienen sus “palacios”, los jóvenes sus hogares más pequeños; los adultos viven comunalmente en las distintas formas que se adapten a ellos, y los ancianos viven juntos en sus “casas”. En las comunas no hay ricos ni pobres; las palabras “rico” y “pobre” no tienen sentido y se han olvidado.
   Los miembros de la comuna no tiene que preocuparse por sus necesidades materiales, ya que se les proporciona todo: comida, ropa, libros y entretenimiento. A cambio de ésto el individuo da dos horas diarias de trabajo para la comuna, y el resto del tiempo los descubrimientos de una mente creativa y curiosa. La comuna no tiene enemigos, ya que todos los pueblos vecinos y las naciones hace mucho tiempo que se organizaron de una manera similar y el mundo es una federación de comunas. La generación más joven no sabe qué es la guerra.
   Los jóvenes insistieron en que los veteranos de los “grandes años” les hablaran de las batallas entre los rojos y los blancos. Pero los veteranos no estaban ansiosos por hablar de la guerra en el “día del abeto". Pensaban que era más apropiado hablar de los líderes de las revoluciones. Prometieron comenzar las historias cuando las velas se hubieran consumido y a todo el mundo se le hubieran dado sus dulces. La gente joven se apresuró a traer mesitas de vidrio a la sala. Los caramelos que tanto les gustaban estaban dispuestos en cuencos de alegres colores, artísticamente decorados. Cuanto antes tengamos nuestros dulces y las velas del abeto hayan terminado de consumirse, mejor, pensaban los niños. Pero los veteranos vieron consumirse las luces con una sensación de tristeza.
   Las velas les recordaban, es cierto, al antiguo y olvidado sistema del capitalismo que tanto habían odiado en su juventud, pero el pasado había sido ennoblecido por su gran esfuerzo para el progreso. Sus sueños se habían cumplido, pero la vida era ahora se les pasaba y sus viejos miembros no podían competir con los vuelos audaces de los jóvenes. Gran parte de la vida y muchas de las aspiraciones de los jóvenes eran incomprensibles para ellos.
“Abuelo, yo sé lo que significa la palabra “capitalista”, se jactó muchacho alegre que se estaba comiendo el pastel especial de fiesta. “Y sé lo que es un rublo y qué es el dinero.”
“Vimos el dinero en un museo. ¿Tenía usted dinero, abuelo? ¿Lo llevaba en una pequeña bolsa en el bolsillo? Y luego había gente... cómo se llamaban?... Ladrones... es cierto, ¿no? Y se llevaban el dinero de los bolsillos de sus compañeros. Qué extraño debe haber sido.”
Y todos se rieron del extraño pasado...
Los veteranos de la revolución de alguna manera sentían incómodos y avergonzados por el pasado, cuando había capitalistas y ladrones y dinero y damas. La última de las velas se apagó, y los mesas fueron apartadas. Los jóvenes se reunieron con impaciencia alrededor de los contadores de historias.
“Abuela, abuela roja, háblanos de Lenin. Usted lo vio, ¿no? ¿Vivía como todo el mundo? ¿Comía y bebía y reía? ¿Lenin alguna vez miraba a las estrellas, abuela?”

   Estos jóvenes tenían su propia manera de ver todo. ¿Qué tenían que ver las estrellas con todo esto? Cuando Lenin estaba vivo había habido muchas cosas que hacer en la Tierra misma. Había hambre y agotamiento. Guerra y hambre, hambre y guerra. Un tiempo de sufrimiento y derramamiento de sangre, pero también de valentía, abnegación y heroísmo, y de una tremenda fe en la victoria de la revolución y la justicia de la lucha. La “Abuela Roja” quería que la gente joven comprendiera la grandeza de la lucha social.
   Sin embargo, los jóvenes escuchaban como los veteranos habían escuchado alguna vez la historia de la Navidad: “capital”, “lucro”, “propiedad privada”, “frente”, “Cheka”, “especulación”, “soldados”, todo esto era tan mucho “vocabulario histórico” que los niños escuchaban en la escuela cuando estaban aprendiendo acerca de los “grandes años de la revolución.”  Los jóvenes de la comuna mundial han dirigido su atención al cosmos, el cielo les hace señas. Ellos no entienden la grandeza de las viejas luchas. Ellos no pueden apreciar la emoción, los temores ni las angustias del pasado.

“¿Realmente le disparaban a la gente, le disparaban a personas vivas?” Los ojos de los jóvenes mostraban sorpresa y destellaban con reproches y desconcierto. La vida era sagrada. “Estábamos luchando por nuestras vidas, sin embargo hemos sacrificado todo por la revolución.”, dijo la abuela roja en justificación.

   “Así como nos dedicamos nosotros a la comuna,” fue la respuesta orgullosa de los jóvenes.
La abuela roja se quedó en silencio. La vida había seguido adelante. Los “grandes años” eran sólo historia. La generación más joven no podía responder como ellos lo habían hecho a las historias de las barricadas en todo el mundo y “la última pelea”.

  La cuestión social estaba resuelta. Las ideas del comunismo se habían justificado por sí mismas. La humanidad era libre de la esclavitud del trabajo agotador para los demás, de la dependencia material y de la lucha por el pan de cada día. Nuevos y más grandes problemas que enfrentaban a la humanidad, desafiando a la búsqueda y el espíritu intrépido de los hombres y mujeres. En comparación con estos horizontes, la lucha contra las fuerzas sociales anteriores parecían a los jóvenes actuales una cuestión fácil.
“¿Hambre? Pasaban hambre? Debían ser muy desorganizados e ignorantes.”
“Ignorantes”, “desorganizados” - los jóvenes no podían pronunciar una sentencia más severa a los contemporáneos de la abuela roja.
“Pero sin nosotros y nuestra firme fe en el triunfo del comunismo, sin nuestra lucha feroz y decidida contra el capitalismo y los enemigos de los trabajadores, ustedes nunca habrían conocido los beneficios de la organización universal y el gozo del trabajo creativo libre.”
“Entendemos. Pero nuestras tareas ahora están en una escala aún mayor.” Los jóvenes mantenían la cabeza alta, mirando hacia el futuro con valentía. Volvieron los ojos hacia las estrellas y el oscuro telón del cielo, visible a través de los amplios ventanales de la sala de fiestas.
“Lograron sus objetivos, y nosotros lograremos los nuestros. Ustedes lidiaron con las fuerzas sociales, nosotros con las de la naturaleza. Canta con nosotros, abuela roja, el nuevo himno de la lucha de los elementos. Usted sabe la melodía, es su propia 'Internacional', pero las palabras son nuevas. Nos llaman a la lucha, para lograr nuevas cosas, para seguir adelante.
Deje que el abeto se queme. Nuestro festival se encuentra frente a nosotros. Nuestro festival es una vida de esfuerzo y descubrimiento.”

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Pronto...¡¡¡Algún dia!!!!